Claude Maréchal se dedica a la enseñanza del Yoga en la tradición de Krishnamacharya desde hace más de 50 años

Claude ha recibido la enseñanza directamente a través de T.K.V. Desikachar, es capaz de adaptarla a occidente respetando su esencia.

CLAUDE MARÉCHAL

Biografía dictada en Denia el 21 de julio de 2008

D escubrí el yoga en 1958, de una manera casual y totalmente curiosa. En esa época practicaba el atletismo, salto de altura. Durante un seminario de perfeccionamiento que hice en París, un entrenador de atletismo especializado en saltos (altura, longitud, triple salto), me hizo una reflexión de lo más corriente. Me dijo que debería practicar yoga para relajarme, y estirar los aductores de las piernas. No hay que perder de vista lo siguiente, todo esto pasó hace 50 años. Tenía 19 años, y entonces no se saltaba en altura con las mismas técnicas de hoy día, sino que se pasaba por encima de la barra con el vientre. Lo que quiero decir es que hacía falta separar mucho las rodillas para no tirar la barra. El entrenador tenía razón, me daba un consejo técnico interesante. Le hice caso, compré libros de yoga, y empecé a hacer posturas sentado para estirar los aductores. En ese momento ignoraba todo del yoga a nivel profundo. Pienso que a veces las cosas difíciles pueden traer cosas buenas porque en el 1963 tuve una lesión en la rodilla que me alejó de la competición de atletismo y de baloncesto que hacía en ese momento.

Fue entonces cuando me interesé en el yoga de forma más profunda y empecé a leer libros sobre los Yoga Sutra de Patañjali. En esa época era estudiante de medicina y después de 3 años interrumpí mis estudios para convertirme en Profesor de Educación Física. Además tuve otro accidente, mientras daba cursos de gimnasia de mantenimiento físico por la tarde en Liège. Fue allí donde un amigo médico, como mi padre, me incitó a dar cursos de yoga.

Así fue como casi por casualidad empecé a dar clases de yoga. Mis conocimientos de yoga eran limitados pero mi práctica era intensa. Quizás fuera por esto que en 1967 ya tenía una Escuela de yoga con muchos alumnos.

A partir de esta experiencia decidí profundizar mis estudios de yoga y viajé a la India por primera vez en verano de 1969. Después de viajar por la India durante varias semanas conocí a Desikachar en Madrás. Desikachar se sorprendió de que practicara todas las posturas de yoga incluso las más difíciles. Me di cuenta de que Desikachar conocía perfectamente el yoga, de que tenía un conocimiento muy profundo, era el hijo de Krishnamacharya, que en esa época ya era mayor, y tenía una gran reputación en todo el mundo.

Entonces me convertí en alumno de Desikachar y entre 1969 y 2002 realicé uno o dos viajes a Madrás al año. Cada visita tenía una duración de 1 o 2 meses, me entrevistaba con Desikachar de forma individual, por lo que pasé mucho tiempo con él. De hecho si sumamos todas mis estancias en Madrás, pasé unos 6 años de mi vida en Madrás. Unas 40 estancias de 1 a 2 meses. Eso me permitió estudiar con Desikachar los diferentes textos de yoga, y de manera más detallada los Yoga Sutras de Patañjali, la Bhagavad Gita y también toda la tradición oral, es decir, la enseñanza que su padre le había dado sobre las técnicas de asana, prânâyâma y mûdra y sus aplicaciones.

Entre todas estas aplicaciones estaban las terapéuticas que me interesaron mucho. Por este motivo visité a menudo el Mandiram donde se daban estas aplicaciones y donde colaboraba con Desikachar.

Me considero afortunado de que cada vez que iba a la India y aprendía cosas nuevas volvía a Bélgica, mi país, enseñaba lo que había aprendido, y es así como en 1971 empecé a formar profesores de yoga. Era muy estimulante aprender las cosas y poder aplicarlas y enseñarlas. Lo que también fue interesante es que Desikachar me llevo varias veces a ver a su padre, para hacerle preguntas o escuchar sus enseñanzas. Recuerdo la insistencia de Krishnamacharya en esos encuentros sobre el hecho de que deberíamos adaptar el yoga a occidente de manera adecuada a nuestra cultura. Krishnamacharya tenía una forma de hablar muy directa y a la vez muy sencilla. Y a veces decía las cosas de una forma sorprendente. Un día me dijo: los dioses de la India no te serán de ninguna utilidad porque no son de tu cultura, en cambio todas las técnicas, así como la enseñanza profunda de los Yoga Sutras puede adaptarse a la cultura occidental.

Éste era un mensaje que ya había comprendido hacía unos años y que reforzaba el sentimiento de la responsabilidad que tenemos los profesores de yoga en occidente. De hecho este mensaje dio como resultado la manera de transmitir el yoga que denominamos Viniyoga. Estoy muy agradecido a Krishnamacharya y a Desikachar de la dirección que me dieron.

En este momento y desde hace varios años estoy formando profesores de yoga en varios países. Progresivamente las cosas han evolucionado de manera que trabajo con un equipo de amigos que son alumnos y que me ayudan a formar buenos profesores en diferentes países de Europa (Francia, Bélgica, España, Italia, Portugal, Suiza, Holanda) y fuera de Europa, Canadá en Québec.

En la actualidad hay aproximadamente 1.500 profesores formados, que representan esta enseñanza de Viniyoga en diferentes países. Estas formaciones comprenden el estudio del texto más importante del yoga que son los Yoga Sutra de Patañjali, las enseñanzas de las técnicas âsana, prânâyâma, mudrâ, que son analizadas, descritas, estudiando también sus aplicaciones. En estas formaciones, que duran 4 años, hay mucho trabajo pedagógico para aprender a enseñar de manera colectiva e individual. La formación de 4 años se prolonga con una post formación en la que se continúa estudiando textos y aplicaciones técnicas de manera que se complete la formación de base.

Estoy muy contento de hacer este trabajo desde hace ya más de 30 años. Durante todo este tiempo se ha ido mejorando y ahora estoy tratando de completar todos los syllabus o material pedagógico de la Formación de Profesores de Viniyoga, para que sea a la vez lo más completo y claro posible.

Hay otro aspecto del yoga que encuentro muy importante, es el hecho de que el yoga es un camino espiritual. Y que este camino debería estar bien adaptado a los occidentales, por un lado a las personas con creencias religiosas, y que pueden utilizar el camino del yoga para su vida espiritual y sus oraciones pero hay también occidentales para aquellos que tienen una vida laica y que a veces han rechazado las prácticas religiosas pero que sin embargo están interesados en la búsqueda de la paz interior.

Debemos de tener la habilidad de dirigirnos a estos dos tipos de personas y permitir a los creyentes profundizar en su práctica espiritual gracias a las técnicas de yoga. También permitir a los laicos introducirse en el camino espiritual de transformación que les lleve a un mejor conocimiento de sí mismos. Pienso que este aspecto del yoga es muy importante para occidente. Digo esto porque ahora en nuestra sociedad el yoga parece tomar la forma que marca la moda, un ejercicio del que se habla cada vez más pero bajo un ángulo únicamente de búsqueda de la salud.

El yoga debería conducirnos a lo que podríamos denominar la salud profunda. Que es un excelente equilibrio físico y psicológico y también algo más que eso. Pienso que es muy importante que los profesores de yoga sean claros con respecto a esto.

En relación con mi trabajo en España estoy realmente feliz de venir a este país. Conocí a Cristina Sáez de Ynestrillas hace más de 30 años cuando vivía en Suiza. Ella me incitó a venir a España a formar profesores de yoga. Ahora hay bastantes profesores de yoga muy cualificados en este país y hay un grupo de formadores que hacen un excelente trabajo. Esto es debido al trabajo que Cristina ha realizado en profundidad y le estoy muy agradecido de la profundización que ha hecho de sus estudios en la India para ayudar a transmitir el Yoga en España. Ha habido otra serie de profesores que han ido a la India y son igualmente conscientes de la responsabilidad que tenemos en la transmisión del yoga en occidente por los occidentales.