Las âsana-s tienen un gran efecto terapéutico sobre:

• el cuerpo, la estructura física,
• el prâna, la energía vital
• y la mente, la inteligencia creativa.

Es decir la práctica de âsana es capaz de transformarnos a nivel físico, energético, intuitivo, emocional y espiritual.

Cualquiera que tenga un trabajo que requiera un solo tipo de actividad física, tendrá una postura distorsionada de acuerdo con el tipo de tarea que desempeñe. Incluso el que practica el “sillón ball”, aunque sea confortable en un principio, como postura no es de las mejores.

Los intelectuales descuidan sus cuerpos y los mantienen en posturas rígidas que les hacen perder flexibilidad, por lo que se vuelven hipersensibles, rígidos, irascibles.

Las âsana-s realizadas sin cultivar el desapego, aunque sean útiles en el plano físico, pueden dar lugar a una mayor obsesión por el cuerpo, a una rigidez mental y emocional. Por ello no es bueno poner demasiado énfasis en las âsana-s ya que puede aumentar la consciencia corporal y reforzar el ego físico. Esto nos aleja de transformaciones internas importantes, que son la esencia del Yoga.

Si realmente queremos adentrarnos en el sistema del Yoga como un método de desarrollo completo, de transformación, el tiempo que pasamos practicando âsana-s no debe sustituir al que dedicamos a prácticas más profundas, como prânâyâma, mantra y meditación.

¡Se Valiente Practica Yoga con Desapego!

(Inspirado en un texto del Dr. David Frawley)