Viaje India 2016: Curso en el Krishnamacharya Yoga Mandiram + 6 días de experiencia India
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Viaje a las raíces Asana Yoga 2016

Aún asentando y asimilando todo lo que hemos vivido estas semanas en India, me gustaría compartir con vosotras algunos pensamientos y reflexiones. El viaje a la India se inició hace algunos meses con los preparativos previos de organización que se corresponden a una aventura como esta con un grupo tan grande de gente y a un país como India, con todo lo que ello conlleva.

Por mi parte acogí con ilusión la idea de poder conocer India, pero sobre todo de poder visitar las raíces del yoga que practicamos. Estoy hablando del Krishnamacharya Yoga Mandiram, fundado por T.K.V Desikachar. Hasta ahora estos nombres no me decía mucho, pero ahora comprendo el profundo calado y la inmensa herencia que Kirshnamacharya ha dejado al mundo con la ayuda de su hijo Desikachar, que con la creación de la fundación y del Mandiram, ha asegurado que ese legado se seguirá transmitiendo de forma fiel y de una manera accesible y comprensible para cualquiera dispuesto a andar este camino de autoconocimiento.



El curso en el Mandiram fue una grata confirmación de dos cosas muy importantes:

– La primera, descubrir la profesionalidad, entrega y conocimiento de los profesores que nos han impartida las asignaturas y de los que hemos tenido la fortuna de aprender muchísimas cosas y asentar otras, pero sobre todo sentir que la tradición de nuestra escuela de yoga conecta plenamente conmigo y como he podido comprobar, con mucha otra gente. Esto supone una motivación a seguir profundizando y seguir creciendo personalmente.

– La segunda ha sido la confirmación de que Santiago, en nuestra escuela de Guadalajara, no sólo mantiene las enseñanzas y los métodos a la perfección sino que las lleva más allá, tanto en las clases grupales como sobre todo en las clases individuales de yogaterapia. Ir a Chennai, India y comprobar que todo lo que se hace allí es lo mismo que hacemos aquí, es simplemente una suerte inmensa. Es como tener a uno de los profesores del Mandiram con nosotros a diario. Es la confirmación de que en Guadalajara tenemos una extensión del Mandiram, gracias a Santiago y a los profesores de la escuela, sólo por ello ya deberíamos de estar agradecidos. No hace falta ir a la India para disfrutar de la tradición de Krishnamarya, la tenemos al lado de casa, insisto de nuevo, gracias al buen hacer de Santiago.

El resto del viaje ha sido una experiencia vital maravillosa, hemos tenido que cambiar nuestros hábitos y abrir nuestras mentes, adaptarnos a un entorno caótico, caluroso y ruidoso, cambiar las concepciones de lo que está bien o está mal, a valorar el tiempo y la espera de otra manera, pero sobre todo a convivir con otra cultura completamente diferente. Eso sin duda enriquece muchísimo.

El grupo ha sido formidable y ha contribuido aún más a enriquecer la experiencia aún más, es cierto que al ser tantos igual no hemos podido conectar todos con todos a la vez, pero se han hecho nuevas amistades y entre todos hemos contribuido a que el viaje fuera todavía aún más interesante.

Las vivencias particulares quedan en un segundo plano y son materia individual para reflexión y asimilación: la estancia en el ashram, la convivencia con sus habitantes comiendo o en los templos, las visitas a la montaña o a las cuevas a meditar, la experiencia de conocer una utopía como Auroville, visitar el Matrimandir por dentro, dejarse llevar por los tuc-tucs o los taxis… Cada uno tiene su propia experiencia.


 


Seguro que no soy el único que al llegar a Guadalajara ha tenido una sensación extraña, como de haber aterrizado en otro planeta. Estando acostumbrados como estábamos al caos, al ruido, al tráfico infernal, a ver personas por todas partes… Al llegar al terruño uno no se acostumbra al silencio casi sepulcral, a la ausencia de hordas de seres humanos y al ritmo diametralmente opuesto a lo vivido. Yo todavía estoy asimilando, como en una especie de sueño, como en una nube, intentando entender lo que una vez fue nuestra vida monótona y aburrida y que con una nueva mentalidad intentamos entender, con otras mirada, de momento sin mucho éxito (al menos en mi caso).

No quiero terminar sin agradecer a Santiago todo el esfuerzo que ha hecho y que espero le sirva para iniciar nuevas aventuras como esta con más frecuencia. Gracias Santi!. Pero también hay que mencionar el esfuerzo que ha hecho Maria para organizar y gestionar el viaje y la paciencia que ha tenido con todos y cada uno de nosotros que le hemos estado preguntando detalles sobre el viaje y el vuelo. Gracias Mary! También agradecer a Jesús el detalle de ofrecerse para arreglar el tema de los visados el sólo, así que gracias Jesús!. También a Carlos, que por si no os habíais dado cuenta siempre ha estado pendiente de todo el mundo, ofreciéndose para organizarlo todo, desde una cena, hasta estar pendiente de que nadie faltara, gracias Carlos! Y bueno en general a todos por haber hecho posible esta experiencia. Gracias a todas!!

OHM SHANTI SHANTI SHANTIH!

Escrito por: Javier Ballesteros Plaza


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Santiago Cogolludo Fernández
Santiago Cogolludo Fernández
Profesor de Yoga y de Yoga Terapia

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